top of page
Pilniak_perfil_01.png
Lucia_pilniak_perfil_logo_01.png

Historia de una antología sin título

por Lucía Regidor

El testigo de una u otra forma somete su palabra a la prueba de una imposibilidad de decir.

Giorgio Agamben

¡Bienvenidos a nuestro primer post!

 

Empezamos compartiendo algunas de las claves que nos llevaron a titular a Antología sin título como tal.

 

Esta antología es compleja en sí misma, formada por siete cuentos («Sin título», «Granujas», «Toda una vida», «Un viento humano», «Las nieves», «Mares y montañas» y «Un año de su vida») y una novela corta («El cuento de la luna inextinguible»). Estos relatos combinan temas muy variados como la crudeza de la industrialización, el encanto de la naturaleza, las relaciones personales o el funcionamiento de la URSS. Los títulos que pusimos sobre la mesa representaban una o dos de las varillas del amplio abanico que Pilniak nos ofrece en sus relatos. Cualquiera de estas opciones nos parecía imprecisa o incluso injusta.

 

No ayudó que es una antología post mortem, darle nombre a la recopilación nos suponía convertirnos en la voz de Pilniak y adivinar sus deseos, una responsabilidad difícil de asumir. Más aún considerando el respeto y la admiración que todos sentimos hacia su obra.

 

A punto de perder la esperanza, recibimos un correo de nuestro traductor y antologista Daniel L. Thomas. «Sin título», cuento que abre la antología, se publicó originalmente como «Más fuerte que el amor», pero Pilniak prescindió de él en posteriores publicaciones. En cierta manera esta falta de título en un cuento, uno además tan notable, ha inspirado este Antología sin título.

​

Es posible que Antología sin título resulte radical y arriesgado, pero nos encanta asumir y respetar el espíritu subversivo y la valentía de Pilniak, asomarnos al vacío de los barrancos y sentir el vértigo en el estómago.

La paradoja [...] es que si el que testimonia verdaderamente de lo humano es aquel cuya humanidad ha sido destruida, eso significa que la identidad entre hombre y no-hombre no es nunca perfecta, que no es posible destruir íntegramente lo humano, que siempre resta algo. El testigo es ese resto.

Giorgio Agamben

bottom of page